Corría el año 2013 cuando se generó una conexión que marcaría un quiebre en el rock platense: Juan Manuel “Guachi” Calabró y Manuel Rodríguez fusionaron sus guitarras y entendieron que sería una buena idea fundar una nueva banda. En aquella primavera nació Sueño de Pescado, su venganza contra la suma de frustraciones que la música les había dado. Este viernes 16 de noviembre será la primera vez que festejan un aniversario afuera de la ciudad, en Pinar de Rocha (Ramos Mejía). Revista Ritual te invita a repasar los cinco años de una historia cargada de resurrecciones, tropiezos, y sobre todo mucho pero mucho rock fabricado entre nuestras diagonales.
Esta semana estuvimos con “Guachi” Calabró, guitarrista y co-fundador, que nos habló del pasado, presente y futuro del proyecto sin guardarse nada. Con la nostalgia inevitable de recordar aquel comienzo que parece haber sido hace una vida, empezaron a brotar las anécdotas del nacimiento de la banda: “Siempre se me viene a la cabeza el momento en el que nos juntamos con dos guitarras criollas, en ese momento trabajábamos en una empresa constructora, y aprovechábamos el tiempo que teníamos libre para componer. En dos o tres fines de semana compusimos Venganza Primavera”.
Para completar el cuarteto inicial convocaron a dos excompañeros con los que habían compartido sus respectivos proyectos musicales anteriores. Luciano Manso había sido baterista de Trajo Avatar en Bici, la última banda de Manuel después de su salida de Se Va El Camello, y Martín Marroco había compartido escenario en Don Lunfardo y el Señor Otario con Guachi, que después tuvo un breve paso por La Vieja Bis. Inevitablemente, los nuevos sonidos que empezaron a surgir tuvieron una mezcla explosiva de todas las bandas antes mencionadas, ya que formaban parte de su formación como músicos. A la vez, esa conjunción generó una esencia innovadora que los distinguió en el circuito. Rocanrol oscuro y potente, que explotaría del todo con la marca registrada de la locura desenfrenada que se viviría en sus presentaciones en vivo.
La necesidad de despegarse de su currículum y salir a la cancha mostrando lo nuevo los empujó a grabar su primer disco a las corridas. “Cuando les mostramos los temas que teníamos a Martin y a Lucho, alquilamos una casa y nos fuimos a vivir ahí. Ensayábamos en un garage y no teníamos equipos de sonido para las voces. Teníamos dos equipos chiquitos de guitarra, un equipo de bajo prestado y no teníamos equipo para la voz. De hecho si te pones a analizar ese disco, en los momentos de las estrofas la banda baja el volumen cuando Manu canta. Eso nació de la falta de recursos económicos, pero también de la importancia de que se escuche lo que estamos diciendo. Porque mas allá de que uno puede hacer una melodía linda con la guitarra, lo importante es el mensaje”. En abril de 2014 le dieron vida a Venganza Primavera, su primer disco. Misma esencia, nuevo andar.

Venganza Primavera fue grabado en cinta y producido por Gustavo Gauvry, un histórico ingeniero de sonido considerado un prócer vivo dentro de la historia del rock nacional. Desde el día uno, Gustavo se apegó a la banda sintiéndose uno más. El disco estuvo compuesto por 9 canciones que los llevaron a convertirse rápidamente en la “banda sensación” de la ciudad. No tardaron en llegar las primeras presentaciones en el respetado Teatro Sala Opera, las primeras excursiones a CABA y el festejo de su segundo aniversario en El Rey, ante más de 1200 personas. Los años ligeros no pisaban el freno, y la subida se estaba poniendo vertiginosa. “En lo personal, ninguno de los que conformamos la banda tuvo una vida fácil. Somos gente que tuvo la “suerte”, aunque prefiero hablar del desafío y no de suerte, de ver como salír de los malos momentos. La reconstrucción del individuo cuando estás en las malas es algo en lo que mis viejos me enseñaron a creer “, reflexiona Calabró mirando hacia atrás.
En 2016 llegó Siglo Pánico, su segundo trabajo discográfico, que funcionó casi como una continuación del primero y cumplió con la imperiosa necesidad de tener más temas propios para alargar los shows en vivo. También se agrandó la formación, con la inclusión de Agustín Bragoni en tercera guitarra y Federico Macchi, que sólo permaneció algunos meses, en teclados. La presentación, inexplicablemente desde la lógica, fue en el mítico Teatro Flores, uno de los mejores recintos que ofrece la Capital Federal. 1800 personas de fiesta (que ya no llegaban sólo desde La Plata si no que empezaron a acercarse las bandas de los barrios del conurbano, los cordobeses y uruguayos) recibiendo su segundo disco. Había nacido “el cardumen”, y mientras eran testigos de una noche soñada se enteraban de la verdadera locura que los pescados preparaban para sólo dos meses después: festejar sus tres años en el Microestadio Atenas. ¿Cuántas bandas platenses lograron el objetivo de tocar en el escenario más codiciado de la ciudad? ¿Cuántas lo hicieron festejando sólo tres años de vida? Sueño de Pescado estaba escribiendo su historia a su manera: Siempre a gran velocidad.

¿Qué balance haces al analizar los cinco años de la banda?
Guachi: Pasaron muchas cosas en el medio, eso es lo bueno. La música es el tesoro o la fe de la que nos agarramos. La música nos salvó la vida, y es lo que tenemos para creer en algo. Nos enseñó a reconstruir nuestras familias, nuestras amistades, a nosotros mismos. Y con eso llegamos a lo que es hoy estos cinco años de banda”. Además, retoma constantemente el concepto de levantarse de las caídas y darle para adelante. “Hicimos todo al revés de cómo veníamos haciéndolo antes en nuestras vidas. Siempre tuvimos el concepto de la revancha. De renacer, como el ave fénix de las cenizas, de todas las cosas malas que nos han pasado”.
En el año 2017 llegó su debut en un festival grande, en Rock en Baradero, y empezaron a hacerse amigos de la gira por los distintos puntos del país, incluyendo un show a sala llena en Montevideo. Otra vez era hora de meterse al estudio, pero esta vez se propusieron experimentar algo distinto y cambiaron la forma de grabar: Sangre en tus luces, su tercer disco, marcó el distanciamiento de la cinta analógica y la búsqueda de un sonido con más post-producción encima. A tal punto que se masterizó nada menos que en los estudios: Abbey Road: , ¡En Londres! Pero todo estaba siendo demasiado bueno para ser cierto y, porque la vida no es perfecta, llegaría el primer revés cuando otro desafío desproporcionado se asomó en el horizonte: la presentación sería en el Estadio Cubierto Malvinas Argentinas: . En medio de una inédita y revolucionaria ola de denuncias de abuso y acoso sexual contra músicos de todos los géneros nacionales que sacudió el país, llegó un baldazo de agua fría en el momento más inoportuno. Martín Marroco: fue uno de los acusados, y sin titubear la banda tomó la difícil decisión de desafectarlo por tiempo indefinido.
Ante la inminente presentación más importante de su historia, decidieron que: Nicolas Barrientos: (de :Tallando el Elefante:) se hiciera cargo del bajo. El guitarrista recuerda ese momento como un antes y un después: “Hoy en día estamos en esa etapa, donde parecía que todo venìa muy lindo y de un dìa para otro se puso oscuro de nuevo. Y ahì estamos, buscando la luz. Teníamos un rumbo que quizá por momentos perdimos, y en eso tuvo mucho que ver lo que pasó con Martín, que hoy ya no comparte el escenario con nosotros. Es algo que apoyamos, apoyamos la lucha por nuestras mujeres, por nuestras madres, nuestras abuelas y por nosotros mismos. Fue justo una semana antes de nuestro show más importante y a partir de ahí hubo que salir delante de algo muy fuerte, no sólo por la cuestión mediática si no porque fue muy difícil tener que dejar a un lado a un hermano. Ahí empezaron los golpes, los tropiezos. Y está bien que suceda: donde hay dolor, habrá canciones”. A pesar de ese inesperado dolor, la presentación de Sangre en tus luces : fue un éxito y abrió una gira que hasta el día de hoy no tuvo freno: el festejo del cuarto aniversario fue una vez más en Atenas, cerrando otro año histórico que dejaba un sabor amargo mientras se respiraban vientos de renovación.
Pero el 2018 no se iba a quedar atrás, y en el camino de esta banda siempre ha aparecido un escalón más alto para trepar. En Febrero tuvieron una fuerte presencia festivalera: repitieron participación en Rock en Baradero, esta vez en un horario nocturno y con una gran convocatoria, y debutaron en Cosquín Rock, compartiendo el Escenario Principal con bandas como Las Pelotas, Ciro y Los Persas y Skay y Los Fakires. La segunda mitad del año trajo nuevos cambios: Agustin Bragoni y Nicolas Barrientos decidieron dar un paso al costado para dedicarse de lleno a su otro proyecto, y abrieron paso a la incorporación de Gastón Laganá (La Smith) en bajo y Tobías Moretti (La Vieja Bis) en guitarra. Con esa formación, que recuperó la potencia aplanadora que los caracterizó en sus principios y le agregó más aceleración, se preparan para entrar a grabar su cuarto disco este verano. Será un disco doble de 18 canciones, y se llamará “La Palabra”.
¿Cómo vivieron la presentación en Cosquín Rock, cruzándose con músicos tan reconocidos?
Guachi: Lo disfrutamos mucho. El lugar donde la vida nos puso en ese momento y el lugar que tenemos como comunicadores lo tomamos con mucha responsabilidad. Porque sabemos que la gente que nos sigue está necesitando alguien que le dé una esperanza, entonces para nosotros el escenario es un lugar fuera de tiempo. El éxito o el estar en un pedestal es algo que a mi particularmente no me gusta.
¿Qué le aportan a la banda las incorporaciones del “Gato” y “Toby”?
Guachi: Los chicos que estaban antes nos hicieron el aguante en ese momento difícil que fue la salida de Martin. Estabamos a una semana del Malvinas y entro a tocar Nico Barrientos. La verdad que fue impecable, se aprendió todos los temas de un día para el otro. Y hace un tiempo nos informaron que querían seguir con su proyecto. Y la verdad es que fue otra piedra en el camino que nos hizo bien. Porque la banda en este momento estaba necesitando lo que nos aportaron Gastón y Toby. Que mas allá de que son dos músicos tremendos (a mí entender dos de los mejores en la ciudad) los dos son tipos que nos hacen muy bien a nivel humano. De hecho el Gato es entrenador de rugby, y aunque yo nunca en mi vida me acerqué a ese deporte, ahora estoy aprendiendo a través de él que se manejan muchos valores. Dentro de lo que es el rock local él se encargó de formar La Banda Es El Otro, que era la idea de unir a todas las bandas platenses. Y el “himno” de la banda era “Probaste un buen dolor”, el único tema que tocaban siempre a pesar de que ninguno de nosotros formaba parte. Él siempre nos decía que eso tenía que ver con que nosotros fuimos los que impulsamos que se unan las bandas, porque en el medio estaba la futbolización del rock, que es algo que para mí no garpa. La música es para compartir.

En su nuevo videoclip hicieron un descargo sobre la crisis que atraviesa la cultura, ¿Còmo los afecta la situación económica y social actual?
Guachi: A la hora de hacer shows es mucho más difícil, porque se venden menos tickets. Uno a veces dice “ ¿Cuál de todas las cosas malas que hicimos fue la que afectó esto?” (risas). Pero además de eso, el valor agregado de la parte económica es fundamental. La gente hoy en día elige a que recitales ir por mes. En general los que somos de la clase trabajadora tenemos los mangos justos por mes. A la hora de hacer shows eso es algo que condiciona mucho. Pero a la hora de hacer una canción es muy importante. Lo he hablado con Gustavo (Gauvry), nuestro productor. Es un tipo que hace 30 o 40 años que está haciendo discos, y me decía que le sobra trabajo. El recuerda que en los peores momentos de crisis fue donde más trabajo tuvo, porque se trata de tener cosas para decir. De hecho nosotros ahora estamos viviendo de nuestra música, que es algo a lo que yo siempre le tuve un poco de miedo. Porque te apartás del roce cotidiano con lo laboral, con salir a tomarte un micro. Yo siempre quise tener un laburo y tener la bronca de estar a la mañana ocho horas trabajando, y después llegar a la sala de ensayo y agarrar el instrumento con más ganas.
¿Qué se puede esperar del próximo disco?
Guachi: Para empezar va a ser un disco diferente a lo que veníamos haciendo. Va a ser un disco doble, de 18 canciones. Nuestro laburo de composición con Manu es que cada uno compone con su computadora, armamos maquetas y después nos las pasamos. Y este año cuando él volvió de estar viviendo un tiempo en Córdoba me mostró una canción que tenía y yo le pasé la música y era prácticamente igual. Estando separados habíamos compuesto el mismo tema. El primer disco lo compusimos con dos criollas, el segundo por whatsapp, el tercero por computadora y el cuarto por telepatía (risas). Asique nos fuimos para Córdoba y en cuatro días lo maqueteamos casi todo. El último disco nos gustó pero nos faltó el toque de poder que nos había dado grabarlo en cinta, asique vamos a volver a eso. Lo mejor que nos salió siempre fue decir la verdad, lo espontáneo, y de ahí sale el nombre, “La Palabra”. Porque lo único que uno tiene es la palabra.
Ustedes han dicho que sus discos no eran cortos, si no que eran compactos y no les sobraba nada, ¿Cómo surge la idea de hacer un disco doble?
Guachi: La verdad es que tenemos más de 35,40 canciones. Estamos metiéndole a las que más nos gustan, a las que creemos que muestran lo que queremos decir. También va a ser un homenaje a uno de los discos que más nos marcó en la vida, que no lo voy a decir porque si no voy a adelantar mucho. Pero la idea es volver a la fuente, a la raíz de la banda, que es nosotros tocando juntos sobre una cinta.
Este viernes 16 Sueño de Pescado desatará una nueva fiesta en Pinar de Rocha, donde se presentaron una vez durante el año 2017, y apenas terminado el show se subirán en un micro que los llevará a Córdoba. Es que el sábado 17 formarán parte de una nueva edición de La Falda Rock, que será su tercer festival en el año, donde compartirán grilla con La Vela Puerca, Kapanga, Bersuit Vergarabat y Iorio. Esta nota no podía cerrarse sin hablar del integrante indispensable de esta banda: su público. Fiel y agitador como pocos, “el cardumen” ha sabido hacerse ver a cada uno de los lugares donde los convocó su pasión.
¿Cómo se preparan para La Falda Rock?
Guachi: Va a ser un festival donde vamos a compartir con bandas que hemos escuchado de chicos. La Bersuit es una banda que nos gustaba mucho. Va a tocar Iorio, y Almafuerte siempre me pareció alta banda. Después de ese show vamos a hacer algún que otro show y nos metemos de lleno un par de meses a grabar el disco.
Más allá de la dificultad económica, hay algo que siempre distinguió a la banda y es el aguante del “cardumen” ¿Cómo describirías a su público y qué relación tenés con ellos?
Guachi: La relación que tenemos con el público es directa, de amistad, de agradecimiento. Por que el tipo que se pone a escuchar, a mirar lo que haces, ya es algo que a nosotros nos llena y nos hace muy felices. Es super importante eso. A la gente que nos sigue hoy en día se le complica, siempre tuvimos un público que va a todos lados. Hacer un viaje cuesta mucha guita, asique lo que vamos a empezar a hacer es tratar de tocar un poco menos para que puedan juntar la plata para ir. Porque a nosotros nos gusta verlos a todos ahí, los sentimos parte de los shows. La verdad es que no ver a alguien que va siempre porque no llegó con la guita para viajar nos destruye un poco, es como que no esté uno de los músicos al lado tocando. Los queremos mucho, les agradecemos siempre el aguante que nos hacen y que se hacen a ellos mismos. Creo que la gente se siente parte de esto.

Revista Ritual felicita a Sueño de Pescado por estos cinco años sin frenos en la ruta, aportándole prestigio y reconocimiento al rock platense, una escena en la que sin dudas están marcando una época y transformando el género. Agradecemos a Juan Manuel Calabró por la predisposición y los invitamos este viernes a Pinar de Rocha, se viene otro inolvidable festejo sin piedad.