Fotografías de Florencia Bayley.
Atardecia en LA PLATA, la emblemática avenida 13 entre 58 y 59 esta vez nos pinta un escenario diferente: a simple vista, todo parecía volverse teñido al verde. Verde feminista, revolución, de las pibas pero también de las disidencias. Cementerios de latas y latitas contra las vallas.
Si el foco se volvía intenso el escenario es más y más descriptivo: remeras fraseadas, pelos y camperas de colores, fumatas, cuerpas al son de una electrónica que se oía de los interiores y empezaba a palpitar, esquinas que entre abrazos y besos de arcos iris le toman el tiempo y el espacio a un estadio que pareciera por primera vez hablar en otro lenguaje, y manejar otros códigos: producción entre amigas, independiente y autogestiva como fue el caso de BAKANA PRODUCCIONES oriunda de nuestra ciudad y CANCA PRODUCCIONES, que se ocuparon desde los trabajos de seguridad destinados a personal femenino, como el trabajo en visuales y todo lo que se desarrolla a nivel artístico arriba del escenario.

Se trata de Sara Hebe, trelewense combativa y mujer de grandes apuestas: la primera en animarse a un Atenas en la presentación de su nuevo disco Politicalpari (2019).
Y cuando hablamos de animarse no solo nos referimos a la geografía de un espacio que pareciera solo representar “el rock de chabones”, sino que habla de un todo que engloba figuras de esta envergadura, latiendo al calor de un concepto transfeminista y lo hacen carne en esta ciudad, sede elegida que ya cuenta los días para lo que será el Encuentro Plurinacional en su edición 34. Tal y como lo expresó la artista en diálogo con RITUAL: “Me gusta mucho caer ahí con nuestra música, con esta propuesta que es tan diferente. Llenar de pibas, de travestis Atenas, meter otro circo”.

Tanto para quien habita los espacios del rock y sus manifestaciones como para ese público reservado que acompaña a la artista desde sus inicios había algo en común: el aire de comodidad que se vibraba marcaba la diferencia.
El swing previo vino de la mano de djs que aportaron sus beats y le dieron cuerpo junto con bailarinxs a esa intensidad que daría solo una pista de lo que estaba por empezar.
Envuelta en tonalidades rosas y con esa presencia imponente que la caracteriza aparece Sara, en una combinación de personalidad pero también estilismo al ritmo de “Fck the Pwr”, primer tema de su último disco e inicio de un show que recorreria parte de su carrera musical entre el agite pero también la emoción y la inmersión en una sensación de energía sin fin para un show de más de dos horas de duración.
“Roxana, te seguimos buscando” fue uno de los primeros mensajes de la cantante y que se sumaría a otra larga lista de nombres a los que se hizo colación no solo desde el escenarios sino también en trapos y remeras que lxs pibxs hacían llegar. La búsqueda de justicia, la denuncia ante los femicidios y el machismo es sin dudas una de sus banderas.
La cercanía de la cantautora se expande al más allá, trascendiendo incluso las demandas o banderas que levantan el feminismo y las disidencias. Es una artista callejera comprometida con la sociedad, caminante de la calle y piba de barrio que se ha dado a llamar a sí misma como “una obrera de la fiesta”. Es que Sara no solo acerca su vida a la cotidianidad y a su gente, sino también el talento de sus amigxs como es el caso de Ramiro Jota quien no estuvo presente durante el recital por problemas de salud pero quien es además su compañero de repertorios y socio en este recorrido en la música, reemplazado durante esa noche por Nicolas Juncos músico multifacético mano derecha de Jota, la presencia de innumerables talentos que la acompañaron arriba del escenario como fue el caso de bailarinxs, acrobatas, cantantes del palo y en ascenso como fue el caso de la poderosa Sasha Sathya, su hermana que la acompaña en coros y hasta su madre, conocida por estar siempre acompañando a Sara, que se encontraba en las gradas del estadio bailando perdida entre la gente: “le quiero dedicar este recital a mi madre, debe estar con la cadera en la frente de tanto bailar”.
La sororidad que habitaba el espacio abría el espacio a libertades, cuerpas danzando sin prejuicios, compañerismo y una amorosidad compartida por todxs: “Ay, como nos cuidamos”.
Con mensajes sin medias tintas, agite político y un show que recorrió y hasta se repitió en torno a toda su carrera musical entre manija y efervescencia nos permitio vibrar haciendo un traspaso constante entre el rock, la cumbia, el hip hop, rap y reggeaton.
Además, se trató de un recital que se hizo tiempo y carne para todo: la resistencia de la gente que vive en la calle, las desapariciones políticas en tiempos neoliberales y nunca bastas de rememorar como Santiago Maldonado, Rafael Nahuel y Luciano Arruga con un público que sentido gritaba “presente” cada vez que se mencionaba.

Más tarde y en el medio de tanta energía que envuelve, tal y como se esperaba, la demanda que pareciera aún hoy insaldable: el Encuentro con las disidencias y trascendiendo las fronteras de lo nacional. Así, fue el turno de Ely y Urraca Negra, compañeras representantes de los pueblos originarios a quien se cedió un espacio de un valor incalculable, y en un silencio que llegó al estadio entero reivindicando la lucha: buscar la plurinacionalidad habla de “una reparación histórica” a las hermanas ancestras que fueron silenciadas y negadas en un encuentro que se limitó desde sus inicios a lo territorial estructural de nuestro país y se les negó. Reivindicando además el daño de muerte que genera en nuestras sociedades tanto el patriarcado como el capitalismo, “nos están destruyendo, que no se calle la medicina ancestral”.
Mensajes que encendieron a lxs brujxs que espectaban en un campo que paso por todas las emociones.
Por supuesto, también hubo tiempo del cachengue y el sudor tal como lo expresó la cantante, con la mano que sostenía el micrófono siempre abrazada a su pañuelo verde se bailó una fiesta cargada de perreo y transpiraciones brillosas de darlo todo haciendo un paso por esos clásicos del agite en seguidilla como “Pucha”, “El Marginal”, “Asado de Fa”, “Historika”.
Una Sara Hebe primero apostada a las vallas entre flashes y contacto con su gente, y que más tarde se dejó llevar por la marea que en un salto la trasladó por todo el estadio mientras continuaba un agite con su voz inconfundible y se dejaba llevar incluso cuando mujeres de la seguridad buscaron detenerle: “Tendríamos que haber venido más de sport.me vine toda acharolada” decia mientras se recostaba en el escenario acompañada de una banda cargada de potencia y con mayor predominancia de las mujeres siguiendo la línea de todo lo que se vivía.

Por supuesto que en los finales del show hubo tiempo para los abrazos y la emocionalidad, así fue el caso de canciones como “El Pedido” que la tuvo a la cantante mimetizada y agradecida con su hermana y compañera de escenario y nos permitió entre luces ver escenas como niñxs a caballito de sus madres que cantaban con los brazos abiertos como quien agradece y vibra todo lo que esta haciendose escuchar.
En el cierre, y con una movida que pareciera continuar toda la noche se habló de los after Politicalpari recomendados por la propia cantante entre risas y quien con birra en mano cerró una fiesta con todos los participantes del show arriba del escenario y versionando electrónicamente un tema de Lykke Li “I follow rivers”.
RITUAL se subió a esta fiesta del agite popular y la conciencia musical feminista y fue todo fuego en un recital que versionó entre previas cargadas de política, mensajes de un sentido incalculado y con el power de una mujer habitando espacios que ya se hacen escuchar.